Mostrando entradas con la etiqueta EEUU. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta EEUU. Mostrar todas las entradas

30 enero, 2017

Trump y lo mejor de la Gran América

Trump es el cavernario más cavernario que hay en la caverna. Incluso yo diría que es el cavernario más cavernario que pudiéramos soñar hoy en día en la caverna. Vamos, que ni soñándolo a propósito. Yo creo que es el pilar sobre el que aún se sostienen los rincones más putrefactos de la caverna. Es como si le hubieran cocido en la soberbia y en la inconsciencia propia de un mico y que después hubieran destilado lo más esencial de sus miserias. Representa, ni más ni menos, todo aquello que más nos avergüenza a los cavernarios díscolos. Porque, ya se habrán fijado, igual escupe machismo, como te suelta una pedorreta de racismo o aporofobia. Igual se mofa y menosprecia lo ajeno, como muestra con soberbia y orgullo su más absoluto analfabetismo. Una joya, vamos. Eso sí, todo desde un fondo muy dorado. Sintetizando y por abreviar: una horterada estética, un vómito intelectual y una ofensa a la decencia.

No voy a explicar las muchas torpezas, las muchas muestras de xenofobia, racismo, machismo, aporofobia y otras muchas lindezas del personaje. De sobras son conocidas por todos. Sí quiero centrarme, sin embargo, en lo mucho que ha aportado para mostrarnos lo mejor de la Gran América. Sí, sé lo que digo. Porque recordarán que Trump quería hacer nuevamente grande a América y, de hecho, creo que lo está consiguiendo. Y sin mucho esfuerzo. ¿No estamos de acuerdo? A ver, poco a poco. Permítanseme unas líneas de duda y es posible que sepa explicarme. Gracias a Trump he visto a abogados perder el culo para llegar a los aeropuertos y poder asistir a los extranjeros musulmanes. Gracias a Trump los taxistas de Nueva York se han manifestado en contra de su presidente por racista y xenófobo. Gracias a Trump oigo a actores clamar por las libertades y por el respeto a las minorías. Gracias a Trump en Nueva York, Boston, Porlant y otras ciudades, se manifiestan descaradamente en contra de un personaje con hechuras de dictador. Gracias a Trump las mujeres han llenado Washington dejando en ridículo la ceremonia de proclamación de su presidencia. Es decir, gracias a Trump estamos volviendo a ver lo que siempre me ha atraído de EEUU y que realmente les hace grandes: esa capacidad para poder reaccionar con contundencia y descaro en defensa de la propia libertad y los derechos civiles. A ver, visto así, Trump realmente ha despertado a la Gran América.

Y una última cosa antes de cerrar. Esa Gran América es mucho más grande que la vieja y anquilosada Europa. Vieja, enferma y demente. Porque desde Europa nos comportamos como esos viejos cascarrabias que ven lo negativo en todo cuanto hay a su alrededor, pero sin ser capaces de ver el esperpento en que nos hemos convertido. Si Trump quiere lecciones sobre muros o de cómo dejar morir a miles de refugiados mareando la perdiz, pásese por Europa y se lo explican. Que aquí somos expertos.