31 diciembre, 2015

Pactos y traiciones

Un pacto es una traición. Así os lo digo. Si hay pacto, hay renuncia. Marcha atrás. Rabo entre piernas. Replanteamiento. Me lo como con patatas. Me lo guardo, pero no me olvido. Ya le puedes decir como quieras. Pero algo te metes en el cajón. Y ya veremos si lo puedes volver a sacar. Entonces, ¿para qué? Pues para conseguir que el otro también se meta su rabo entre las piernas. Quid pro quo. Yo renuncio, tú te lo comes con patatas. A cambio, yo hago y tú haces. Por lo tanto, el pacto también es posibilidad. Un intercambio de renuncias y posibilidades. ¿Y un buen pacto? Cuando no hay vencedores ni vencidos. Si yo me jodo, tú te jodes. Si yo te jodo, tú me jodes. En fin, que comemos los dos. Y no diremos qué ni a quién.

En la caverna estamos de pactos. Nos movemos con torpeza entre el limo del fondo. El cieno no permite acrobacias. En Catalunya se cuece un pacto. En España se cuece otro. O más de uno se cuecen. O ninguno. El caso es que en el juego de renuncias, unos y otros aún no se aclaran. Bueno, sí. En Catalunya CiU renuncia a todo, menos a perder el poder y a coronar a Mas. Es decir, a bien poco. ¿Para conseguir qué? Pues para nada un nuevo estado con un nuevo planteamiento de la justicia social que pretenden otros. Para nada. Porque el poder de los mismos no se ha puesto sobre la mesa. Los mismos: la alta burguesía catalana; la que se adapta a cualquier régimen, si mantiene la butxaca abierta y engordando. ¿Y en España? A navajazos, en el PSOE. En la prepotencia del inepto, del PP. En el limbo indefinido del niño repelente, de Ciudadanos. En la pureza virginal, de Podemos. ¡Eh, por favor, no me critiquen todos! Hay que ser ecuánime al repartir hostias. De momento, hostias. Y cuando sepan qué se meterán por el culo y qué quieren meterle, por el ídem, al otro, hablaremos de pactos. Pero dudo. No sé si la caverna da para mucho más.

30 diciembre, 2015

Diario de una revolución

La caverna. Día 0. Hora 0.
Vamos a hacer la revolución. Hay que cambiarlo todo. De arriba a abajo. Este cieno es nuestro. Vivimos alienados. Alejados de lo nuestro. De nosotros. Ellos nos lo arrebataron todo. Ellos nos alejan de nuestro cieno. Hundidos en la miseria. Se han apoderado de nuestra voluntad. De nuestra libertad. Nos roban. Nos dan por culo. Nos oprimen. Nos ahogan. ¿Hasta cuándo vamos a aguantar? ¿A quién más tendremos que sacrificar? Sumerjámonos libres en el cieno de nuestra caverna. Es nuestro cieno. Nuestra pequeña caverna. Ellos, los diferentes. Ellos nos arrebatan lo nuestro. Dejémonos la piel. Las entrañas. La vida. Todo, por la libertad de mis cavernarios. Todo por la caverna. Por el cieno.

La caverna. Día 0. Hora 3.
Se me acabó la batería. ¿Alguien tiene un cargador? ¿Os parece que vayamos a comer unas pizzas? Voy a sacar pasta. ¿Un cajero por aquí? Cerquita, que he dejado el coche en el parking. ¿Hace unas copitas, después? Conozco un garito. ¿Y si nos acercamos a esquiar el finde? ¡Que no tienes pasta! ¡Joder!, ¿te vas de vacaciones a Samoa y no tienes pasta para un finde de esquí? Acelera, que nos cierran la pizzería. Pon esa canción, la de la libertad. ¡Hostias, el día que seamos libres!

La caverna. Día 0. Hora 7.
¿Mamá? ¡Que ya he llegado! Que sí, que no he bebido. ¡Vale, vale! A las 8. Tengo clase a las 9:30. Sí, hazme un bocata de queso. No me ha pasado nada. Un susto. Un negro que había en el portal durmiendo. Nada, estaba durmiendo. Pero me ha asustado el cabrón. Vale, no digo cabrón. Me llamas, ¿no? A las 8, te he dicho.

La caverna. Día 0. Hora 0.
Vamos a hacer la revolución.

29 diciembre, 2015

Tetas, memoria y corrupción

Mariano no sabía nada de nada. Ana Mato no sabía nada de nada. Sepúlveda, su marido, nada tampoco. El suegro de Granados no sabía qué hacían los de Ikea en su casa. Barcenas sabía, pero nada del dinero. La mujer de Bárcenas no sabía nada. Rato no sabía nada de nada. Después, tampoco supo nada de nada de lo siguiente. Los de la black no sabían nada de nada. Magdalena y Chaves no sabían nada de nada. Artur no sabía nada de nada, pero confía mucho. Urdangarín no sabía nada de nada. Y Cristina menos de nada. Jordi no sabía nada de nada, ni Marta, ni Pere, ni Josep, ni Jordi junior, ni Marta junior, ni Mereia, ni Oriol. Bustos nada. Millet no sabía nada de nada y aún se está riendo. Tampoco sabía nada Bartomeu, Sandro, ni Neymar ni su padre. Como tampoco Messi ni su padre. No sabía nada la Caballé. Monedero solo sabía la puntita. Mata no sabía nada. Macià, Lluís i Bartomeu no sabían nada de nada. El Bigotes, nada. Fabra, nada de nada. Camps, nada, aunque vestía muy elegante.

Alguien preguntará: ¿Y las tetas? Pues para que llegues hasta aquí. En la caverna todo es más fácil, si pones un par de tetas al lado. Igual así, con unas tetas de guarnición, no perdemos la memoria.

Liberalismo cavernario

Liberalismo proviene de liberal. Liberal de libertad. Y hasta aquí la tontería. Porque que en la caverna somos todos de defender la libertad, es innegable. Liberté! Se nos llena a todos la boca hasta ahogarnos con la palabreja. ¡Nos damos una de tortas entre nosotros para ver quién es el más liberador, que ni te cuento! Pero, ¡ay amigo!, cuando preguntas qué es eso, entonces se nos queda la sonrisa de atontado. ¡Joder, pues que nadie te diga lo que tienes que hacer! Y el estúpido se queda tan pancho. Porque de libertad todos entendemos, pero de saber qué es..., de eso ya no entiende ni Dios. Igual me he liado.

Me aclaro. Da la sensación que, en general, en la caverna hay dos maneras de entender esto de la libertad. Sin restricciones, que cada uno haga lo que quiera, que nadie nos tutele, que cada uno pueda hacer lo que quiera con sus capacidades, que nadie vaya a remolque de nadie, que el estado no intervenga, que el mercado disponga. Resumiendo la primera versión:  que el que pueda, que haga; y el que no pueda, que se joda. Así de fácil. En mi caverna tenemos a varios que defienden esta versión: Artur, Mariano o Albert, son de esta cuerda. Y se llaman a sí mismos liberales para que nadie tenga dudas. Son los hijos de Locke. John Locke no era un pirata, pero se la soplaban los menos pudientes. Después, algo más tarde, vinieron otros que perdían el culo por defender a la burguesía. Es que los ricos tenían pasta, pero no tenían poder. Y para eso estaban los intelectuales. ¿Para qué? Pues para inventarse el liberalismo y las patrias. ¡Ah, y a las damas pánfilas del romanticismo! Que no follaban. Pero nada. Como mucho, se suicidaban.

Después están los que dicen que para poder correr en libertad, todos tendríamos que tener las piernas largas. Más largas. Tan largas como los otros que las tienen muy largas. Porque, dicen, los hay que nacen desgraciados y eso no está bien. Según ellos, no todos podemos tener mamás y papás con recursos, que nos lleven de vacaciones, que nos paguen colegios caros, refuerzos en casa, clases de inglés o de hípica. Dicen estos que no todos pueden pagarse universidades o másters o estancias en el extranjero. También dicen que los pobres jamás recuperarán las diferencias y que están condenados a vivir de lo que queda, si queda. Condenados a currar de cualquier cosa, si queda. Y a no currar de lo que quisieran. Y mucho menos organizar, dirigir o gobernar. De eso ya currarán los que nacen con las piernas muy largas.

En resumen, los liberales nos recuerdan que si los pobres comen, bien, y si no comen, también. Que el frío en casa se aguanta, si tienes casa. Que para que los otros sean libres de puta madre, ellos tienen que pringar. Porque tendrá que joderse alguien, ¿no? Que es que después no hay caballos para todos en el picadero. Liberalismo a tope.

28 diciembre, 2015

El circo catalán

¡Alehop! ¡Más difícil todavía! ¡Atentos, niños y niñas, el saltimbanqui se juega la vida!

Catalunya es una pista de circo. Una pista en la que cada vez se alcanza lo más difícil. No hay pirueta imposible. ¿Qué no? Pues espera y verás. ¿Que Mas parecía muerto? Pues nada de nada. Que antes morirán otros que el saltimbanqui. Chucky-Mas es un saltimbanqui diabólico. Porque el plan, a estas alturas, no puede ser otro que dinamitarlo todo. ¡A la mierda con todo! Chucky se frota las manos viendo el espectáculo. ¿Alguien tiene dudas? Ayer se cumplió otro capítulo de ese plan. Aunque ayer no era día de inocentadas. ¡Lástima! La CUP hubiera rizado el rizo, si la votación hubiera sido el 28. Resumiendo. Mas quiso acabar con el PSC. El PP se cavó la fosa solito. Pero Mas ya ha conseguido acabar con Unió. De CiU solo queda la i en DiL. La CUP está a punto de abrir sus entrañas. Los siguientes: ANC y ERC. Solo los novatos, Podem i Ciutadans, aguantan por novatos. La pregunta, al estilo nacionalista clásico, sería: ¿No será Mas un agente encubierto del CNI? Si lo es, gran trabajo para los dinamitadores; si no lo es, que vayan aprendiendo.

Pero, más allá del circo, en cada uno de los pasos del denominado "procés" se pone de manifiesto la división. Sean cuales sean los términos, sean cuales sean los ámbitos, las voluntades siempre acaban partidas por la mitad. En las cenas de navidad. En las votaciones plebiscitarias. En las no plebiscitarias. En las votaciones de partidos. Voluntades repartidas. Dicotomizadas. Bipolarizadas. Enfrentadas. Es lo que tienen las discusiones nacionales: o conmigo o contra mí. Pero aquí, en la caverna, no parece haber sitio para las medias tintas. Si mandas a la mierda a los catalanistas y a los españolistas, te queman ambos en la hoguera por hereje. Es en lo único en que estarían de acuerdo: en ver como enemigo al que no quiere declararse acólito incondicional. Y ahí estoy yo, jodido por ambos. Pero es que la música cavernaria y los estandartes y pendones, nunca me han excitado el alma.

26 diciembre, 2015

Susana se desata

En la caverna, Susana es muy conocida. Habla ella y se callan muchos grillos. Amedrentados. Que es otra forma de decir acojonados. O habla ella y otros grillos se vuelven como locos. De alegría. Cada uno según le vaya lamerle o no las ocurrencias. El caso es que Susana llegará lejos. El trono de la caverna espera a Susana. A mí no me cabe duda. Esos codos están hechos para volver tuerto a más de uno. Te cruzas en el camino y la has cagado. Si tiene que pasar por encima de alguien, ella pasa. Es como una elefanta desatada. Aunque, al ser tan grande, se la ve venir. Porque grande es un rato. Ahora tiene el saco de votos más grande del PSOE. Y los tiene a todos marcando el paso. Un escupitajo suyo es palabra de ley para los PSOE. A Pedro lo tiene crucificado. Bueno, éste es fácil de crucificar. Pero al pobre Madina se lo ha comido con patatas. Y ella sin mancharse ni un dedo. Solo el palillo entre los dientes la delata. Total, que Susana es como Atila. Y ahora se nos ha desatado con lo de las elecciones. ¡Atentos, pardillos, que a Susana le ha entrado hambre!

Como digo, marca el paso Susana y pobre del que se desmande. Y con un par de minutos le sobra. Sale por la tele y Ferraz se revuelve de arriba a abajo. Todos con los esfínteres encogidos. Antes de navidad, Susana ya marcó la dirección. Que Pablo, nada de nada. Ha dicho. Y Pedro ya lo habrá tachado de la lista. ¡Por supuesto! Que nada de romper España. Que nada de condescendencias con los nacionalistas esos del carajo. Ni con el coletas, que es muy de romper España. Susana quiere ser el azote de los coletas de izquierdas y de los nacionalismos de allá arriba. Pero lo hace al estilo Mariano. Susana es lista y sabe que a Mariano le ha ido muy bien. Al nacionalismo se le combate con más nacionalismo. Pim pam. Así de simple, para Mariano y para Susana. ¿Por qué? Por la pasta. Como todos los nacionalistas. Ya sean de arriba o de abajo, de aquí o de allá. Todos son así de simples. Pero en la caverna somos mucho de dejarnos llevar por lo simple. Susana mira a Andalucía cuando habla de Catalunya. Igual que los nacionalistas catalanes miran a Catalunya cuando hablan de España. O igual que Mariano mira a todo lo que no es Catalunya cuando habla de Catalunya. Aquí, en la caverna, todos miran a su butaca y a sus votos. Por ese orden. Y, aunque se nos visten con trajes diferentes, todos son iguales. Susana, Mariano o Artur.

25 diciembre, 2015

Demetrio nos manda a follar

No doy a basto. ¡En la caverna hay tanto sabio! ¡Tanto y tanto! Hay tanto iluminado, que no hay manera de masticar todo lo que nos ofrecen. Así que nos vamos tragando las ocurrencias como podemos. Ahora ha sido otro obispo. De Córdoba. Un tal Demetrio Fernández. Se nos ha descolgado su ilustrísima con que la fecundación in vitro es parte de un aquelarre. ¡Toma, toma! Y hay más. El varón tiene que ser muy varón y la hembra muy hembra. Dice el obispo. Así que lo de la fecundación in vitro es para medio varones o medio hembras. Casi le sale que lo de lo in vitro es para maricones. Pero vamos, que queda claro que es un aquelarre de brujas para medio hombres. ¡Que tenemos que ser muy hombres y muy mujeres, hostias ya! Yo no sé, pero igual piensa su ilustrísima que hay que quemar a los médicos que se encargan de la fecundación de laboratorio. Eso no lo ha dicho. Pero, al fin y al cabo, el fuego purifica. Aunque yo me quedo con lo de ser muy machote y muy hembra. ¡Iluminado! ¡Profeta! Porque, ha añadido, el hombre aporta a la familia fortaleza y la mujer calor. ¡Qué bonito! ¡Poeta!

Pero siempre hay alguien que se queja, cuando hablan los obispos. Nunca estamos contentos. Aunque sabrán los obispos mejor que nadie cómo funciona esto. Digo yo. Demetrio Fernández, que sabe del tema, nos manda, con buenas palabras, a follar como locos. Digo yo. Bueno, follar follar, no deben follar demasiado los ilustrísimas. Digo yo. Pero de que los demás follemos y de que eso es bueno, sí que deben entender. Digo yo. Y no digo más. A las palabras del sabio Demetrio me remito. Así que, a partir de ahora, si una feligresa no se queda embarazada, pues que folle más. Y fuera con las pipetas, jeringas y otros instrumentos del demonio. Eso es cosa de brujas. Suerte que en la caverna están sus ilustrísimas muy atentos para salvarnos.

24 diciembre, 2015

Jaula de grillos

Un grillo, de fondo, ni se oye. Parte del paisaje. En las noches de la caverna, cuando se oye un grillo es como si no estuviéramos aquí y alguien se encargara de endulzarnos la oscuridad. Pero eso pasa poco. Debe ser el calor de la caverna o el cieno que nos rodea, pero los grillos casi siempre se nos instalan por millares y nos hacen saltar las meninges con su ruido ensordecedor. Después de la noche electoral en el que todos habían ganado, hemos pasado al redoble de cantos grilleros. Son así de oportunistas. Supongo que es una táctica para desconcertarnos. En Catalunya los grillos ya estaban desatados. Los segundones, los adiestrados. Los machos alfa de los grillos están latentes. Afilando las navajas. Pero en España ya se han lanzado en tromba y no hay Dios que los aguante. En el PP y en el PSOE, sobre todo. Es que ellos tienen mucha tradición. Que si dijiste, que si digo, que si rectificas, que me ratifico, que con él no, que sin mí imposible. Ruido, mucho ruido. ¿Para qué? ¡Qué pregunta! Pues para chupar lo que se pueda y ahogar al de al lado. Como siempre.

José María, Susana, Guillermo, Casado, María Dolores, Rafael,..., todos a la caza. La caverna se nos convierte en una jaula. Nadie escapa al ruido. Los grillos saben que ellos ganan cuando los otros pierden. Se trata de cortar las piernas a los demás para que ellos se vean más altos. Pero todos sabemos que son muy enanos. No, no nos pasemos, tan solo mediocres. Pero los mediocres solo medran a costa de sacrificar a los otros. Ahora solo falta que Podemos y Ciudadanos se unan. Y parece que ya empiezan. Una locura, la jaula de grillos. ¡Quién sabe si fuera de la caverna los grillos no hacen tanto ruido!

23 diciembre, 2015

Mamporreros y obispos

Confieso que me fascinan los mamporreros. El oficio, digo. Eso de conducir en la buena dirección la verga de un semental, es un arte, sin duda. Porque el semental solo piensa en meterla. Sin más. Le puede el ansia. No hay equilibrio ni cálculo que valgan en esos momentos. Y la hembra no puede ayudar mucho a redireccionar el empuje. En el caso de las yeguas, se entiende. Así que el mamporrero debe conseguir no desperdiciar los jugos del amor. ¡Qué mierda de frase me acaba de salir, cielos! Es igual, avanzamos. Pero al mamporrero no le interesa tanto que la pareja satisfaga el deseo ciego, sino que lo satisfaga como Dios manda. Me explico mejor. Al mamporrero lo que le importa de verdad es aprovechar hasta la última gota del ardor ciego. ¿Para qué? Pues para que los amos de los implicados saquen un buen provecho de todo eso. El mamporrero no está al servicio del semental o la yegua, sino al servicio del dueño del nuevo potro.

En la caverna también tenemos mamporreros. Pero no les llamamos así. Debe ser porque no somos caballos. El caso es que ellos se encargan de dirigir nuestras ansias para que nuestro amos saquen provecho de todo eso. Ayer un obispo dijo que éramos unos indecentes y unos enfermos. Pero, cuidado, ahora no se me amontonen todos para darle un lametazo al bisolvón. No es eso. La enfermedad a la que se refería el obispo es que hemos votado mal. Muy mal. ¡Joder, pero eso es lo que tiene la democracia! Te dejan te dejan y acabas por votar mal. O por meterla donde no debes. Suerte que José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, nos quiere enderezar la verga. Por nuestro bien. Nosotros nos excitamos, nos venimos arriba y vamos y metemos la papeleta que no era. Si nos hubieran llevado de la mano a votar y nos hubieran dado un pescozón en caso de desvío, no hubiera pasado esto. Pero nos dejaron votar a quien quisiéramos y ahora estamos enfermos. Una eyaculación desperdiciada. A saber cómo habremos puesto todo perdido. ¡Qué imagen, por Dios! Es que en la caverna, a veces, parece como que nos dejaran pensar demasiado.

21 diciembre, 2015

PP, CiU (o DiL) y el tontolnabo

A veces nos topamos con lo inesperado. Lo inesperado es, simplemente, lo que no se espera. Y lo que no se espera podría haber sido un billete de 50 euros. Ya puestos a no esperar, un billete habría estado bien. O podría haberme topado con un batallón de espartanos despistados en busca de su paso de las Termópilas. Podría, porque los caminos de la física cuántica son inescrutables. Pero no. Tuvo que ser con un convergente más pesado que un dolor de muelas. Igual creyó que yo era estúpido. O igual ni siquiera lo creyó y se convenció nada más verme de que yo era estúpido. El caso es que me dio una chapa increíble durante...no sé, no llegó a la eternidad, pero cinco minutos más y la traspasamos. ¿Y qué me contaba el iluminado-salva-parias-estúpidos? Pues decía el zoquete que no entendía cómo en España se continuaba votando al PP. ¡Acabáramos! ¡Ya estamos con la matraca de siempre! Que si el PP roba. Que si el tesorero del PP está en la cárcel. Que si España es su corralito de los peperos. Que los españoles son muy tontos votando a quienes les han dado tradicionalmente por el culo. Porque, parece ser, dar por culo se puede hacer por la versión tradicional. Yo desconozco las otras y las diferencias. Pero debe haberlas. El caso es que el zoquete de marras no entendía que un partido corrupto, con una cúpula que solo sabe chupar del bote y esquilmar los fondos públicos, siguiera siendo el partido más votado. Claro, algo de razón tenía el pesado. O mucha. Pero él, dale que te pego en plan martillo percutor. Que sí, le decía yo, que vaya con los españoles del PP. ¡Ay! ¡Mecachis! Y cosas así.

Yo, en mis cabales, no suelo disputar. Soy más de aguantar y sonreír... como un estúpido, claro. Para qué, me digo. Me lo digo así, como para mis adentros, para que no se me oiga. Porque discutir por discutir es tontería. Es que al final todos acabamos sentados sobre nuestras propias miserias. Para qué perder el tiempo. Pero he de admitir que el convergente era perseverante. Y la chapa del zoquete acabó con mi paciencia. No soportaba más la ristra de tonterías con las que me abofeteaba. Me llevó tan al límite que ya, cuando me harté, le miré con cierta ira. O igual solo le miré sobrepasado. O con desconcierto. O quizás solo como un estúpido. El caso es que le miré y pensé en decirle: pero, ¿tú te oyes, payaso? Dime, ¿a quiénes les han embargado las sedes, imputado al tesorero, humillado a su familia enseña? Dime, ¿no crees que tus admirados superiores no se han llenado los bolsillos a manos llenas con el dinero público? Pero, ¿tú te has oído, tontolnabo? Y de verdad que pensé en decirle todo eso. Así, a mala leche y en la boca del estómago. Aún aguanté unos segundos la mirada. Pero, en vez de salirme un esputo dañino, le solté: Mira, sinceramente, soy homosexual y ahora solo pienso en darte o en que me des, así que ves afilando el puñal, que de esta te hago un hombre. ¡Prueba superada! El pelma se dio media vuelta y se escondió entre unos amiguetes vestidos con lacostes y ralphlaurenes.

19 diciembre, 2015

Nación

En el devenir cavernario es muy importante distinguir entre la propia caverna y las otras. Es importante porque la mierda, cuando es tuya, parece que no sea tan mierda. El aspecto mejora. Hasta huele mejor. Menos a mierda, vamos. No sé si me explico. Muchos de nosotros nos sentimos orgullosos de nuestra propia mierda. Hubo un tipo, Freud, que algo dijo al respecto. Pero hablaba de críos. No sé.

El caso es que hay problemillas entre cavernas. Si nosotros estamos hasta el cuello de mierda, hay otros que se ahogan. Y, claro, se tienen que largar de sus cavernas. Pero vienen a meterse en la nuestra. Con nuestra mierda y, encima, con la suya a cuestas. Por eso nos los miramos por encima del hombro. Aquí somos mucho de mirar por encima del hombro. Nos gusta. Es elegante. Y marcas territorio. ¡No se nos vayan a subir a los bigotes! Hasta tenemos una receta: nos los miramos por encima del hombro; les abofeteamos con tres o cuatro prejuicios bien armados; un escupitajo a la cara; y, por fin, soltamos a los bocazas para que nos hagan dormir tranquilos. Lo hacemos muy bien.

Los bocazas, para defender nuestra caverna, nos explican historias. Muy bonitas. Suerte de los bocazas que, si no, igual hasta nos largábamos de la caverna. Los bocazas tienen la habilidad de convertir una oligarquía déspota en una república humanista. Han convertido una guerra de sucesión en otra de secesión. Y en un plis plas. Nos ha quedado niquelada. Otros nos explican historias de necios que reconvierten en prohombres. Aquí, el más cabrón, acaba siendo un santo varón liberador de masas. Suerte de los bocazas. Y suerte de la caverna con nuestra mierda.

18 diciembre, 2015

Elecciones, resultados y onanismo

Estamos de elecciones en la caverna. Llevamos una orgía de elecciones como para hartar al más zampón de democracia. Meter papeleta y vengar meter papeleta. Una y otra vez. Un cristo desbordado de mete papeletas. En la caverna somos muy demócratas. Es de las pocas cosas que parecen salvarnos de morir ahogados en la ciénaga. Y mira que nos afanamos en meter mierda bajo la alfombra, pero siempre se nos desborda. Y las elecciones nos dan aire. En fin, que estamos de elecciones. Quedan dos días, pero ya sabemos los resultados. Apunten. Ganan todos. No pierde ni Dios aquí. Eso está bien. En la caverna no nos gustan los perdedores. Loosers, les llaman. Aquí todos winners. Me perdonen las anglicadas éstas, pero queda muy cool. Lester Young sí que era cool. Y Madonna. Yo no, la verdad. Pero me esfuerzo. Sigo. Decía que nadie pierde. Domingo noche: gracias por estos resultados, estamos muy contentos, hemos tenido un resultado mejor de lo esperado, nos daban por muertos, unos resultados de futuro, que más podíamos pedir,...

Los loosers no tienen futuro en la caverna. Al no ser loosers, aunque sigamos pringados de lodo hasta el cuello, estamos más contentos que una lechuga. Por eso el domingo nadie habrá perdido. Alguien malintencionado podría pensar que nos engañan. Que no, no es falta de respeto. No piensen que nos tratan de idiotas. ¡Qué mal pensados! Es que, repito, nadie quiere ser looser. ¿Te imaginas haberla metido para apoyar a un looser? Imperdonable. Hace poco hubo elecciones en una esquina de la caverna. O en la caverna de al lado, según se mire. El caso es que no eran elecciones plebiscitarias. Después sí lo eran, pero solo la puntita. Más tarde no. Ahora ya nadie se aclara. Pero el caso es que nadie perdió. ¡Ole tus albaricoques! ¡Artista! Ya te digo que en la caverna somos muy de ganadores. ¿Y el onanismo? Pues eso, que aquí el que no se satisface es porque no quiere.

17 diciembre, 2015

Tetas, músculos y GH16

En la caverna se está muy cómodo, la verdad. Todos miramos hacia la pared del fondo de la caverna para ver el espectáculo. Tumbados en el sofá y comiendo patatas fritas, así, obscenamente. Nos agenciamos una birrita, un cigarrito y a disfrutar. ¡Qué cuerpazos y qué caras tan bonitas! ¡Qué figurines! ¡Unas joyas!, que diría mi madre. Se nos cae la baba cuando vemos esos chicos altos, con tatoos. Morenazos y ojos claros, casi siempre. Músculos hasta en las pestañas. Eso siempre. ¡Un primor! ¿Y ellas? En la caverna se ven unas tetas y unas piernas de escándalo. ¡Una jartá de piernas y tetas! También con tatoos monísimos. Creo. ¡Y un pelaso de escádalo! A veces, hasta tienes la impresión de que detrás de esas tetas o bajo esos músculos puede haber una persona. ¿Qué cosas, no? Pero a mí me parece muy complicado meter todo en el mismo sitio.

Tenemos espectáculos de esos a todas horas. Al mediodía, a la tarde, a la noche, repetidos, tripitidos, edición especial,... ¡Se está tan bien en la caverna! Sí, ya lo sé. En realidad, en la caverna apesta todo a perro muerto. Y con un lodo negro que te cubre hasta las rodillas. Mierda por todas partes. Pero es igual, nos ponemos todos a mirar hacia el fondo de la caverna y se nos pasan los males. Un par de tetas y un torso testosteronado a presión, y todos tan felices. A veces me pregunto qué pensarían esas figuras de la Monadología o de la Divina Comedia o de las repercusiones epistemológicas del De Revolutionibus o del principio de incertidumbre o de Lynn Margulis o de Piketty. Pero, ¿para qué? ¡Qué cosas tengo! ¿Para qué se nos iban a liar con tamañas cosas? En la caverna lo más buscado en Google este año ha sido GH16. Eso dice mucho de la salud de la caverna. En la caverna todos somos felices, a pesar del lodo y la mierda, a pesar del hambre y la muerte. Todo bien, mientras siga habiendo tetas y culitos musculados en la pared del fondo, claro.

16 diciembre, 2015

Voceras, opinadores y periodistas

Voceras: bocazas, hablador, jactancioso; persona despreciable. Justo. La RAE siempre limpia, fija y da esplendor. Ni más ni menos a eso se dedican los voceras, así son. Y no me sabe bien ni mal. Es un trabajo, como otro cualquiera. También el mamporrero hace lo que tiene que hacer.

Opinadores: opinantes: que opinan. Aquí, a la RAE, mucho esplendor no le veo. En todo caso, otro trabajo, siempre y cuando a alguien interesen esas opiniones. Pero, seamos justos. El opinador, al menos, pide la palabra. El voceras grita sin que nadie le invite.

Periodista: persona legalmente autorizada a ejercer el periodismo. Periodismo: captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas o variedades. La RAE, aquí, también sin esplendor. Resumamos: otra profesión. O no. Porque los hay que comienzan por querer ser periodistas, pero acaban siendo opinadores o simplemente voceras. ¿La diferencia? Un secreto bien guardado. El secreto del periodismo está en el "tratamiento". Tratar la información, cocinarla, eliminar lo que no importa. O eliminar lo que importa, pero no interesa. ¿El buen tratador será el buen periodista? Seguro que sí.

¿Qué convierte a un periodista en voceras en la caverna? Todos lo sabemos. La mano que le da de comer, que le acaricia el lomo, que le hace temblar. La mano. Poderosa arma ligada a la voluntad del dominador. En la caverna solo se escucha el ruido ensordecedor de los voceras. Persistente. Y las voluntades, así, dominadas. ¡Qué bello espectáculo! La mano dirige y los esclavos nos removemos al ritmo de los aullidos. Todos al unísono. Más allá de la caverna quizás todo sea posible. Pero aquí todos somos uno y nadie escapa al ruido.

15 diciembre, 2015

Mujeres que mueren

En la caverna siguen muriendo mujeres. Asesinadas. Aterrorizadas mucho antes, consumidas en la soledad. Los golpes ya habían llovido en interminables tormentas. Durante años, desde la eternidad, pudriendo todo cuanto había a su alrededor, emborronando cualquier otro pasado. El mundo, una caverna maloliente. Las esperanzas se hicieron trizas, dispersas en mil pedacitos de cristal verde, perdidos bajo el lodo de la caverna. Antes de morir solo quedaba un recuerdo nauseabundo de lo que nunca tuvo que ser. Pero el hijo de puta había seguido con el puño bien cerrado. Amenazante y envalentonado. Todo un macho. A veces, solo la muerte es capaz de acabar con el sufrimiento, cierto. Pero, cuando solo la muerte es solución, es que el mundo ha abandonado a sus criaturas. Nadie acudió a los gritos y gritar se había convertido en un lamento sordo. Nadie le ofreció una mano abierta. Y el hijo de puta lo sabía. Contaba con su fuerza y con el silencio cómplice de los que miraron hacia otro lado. Con los golpes, el sufrimiento; con el silencio, las esperanzas ahogadas en la ciénaga. Nada más.

En los salones, mientras tanto, los gráficos han salido muy bonitos. ¿De qué color se pinta la muerte? ¿De qué color se pintan las columnas de mujeres asesinadas? ¿Columnas pintadas de hipocresía o de necedad cómplice? ¿Y las putas? ¿Las metemos como si fueran mujeres o las olvidamos como a putas? Es que igual las putas desmontan las columnas. Déjalo para otro día, hoy hay mitin. Bonita corbata. ¡Miserables de salón! ¡Las formas, por Dios, las formas!

En la caverna siguen muriendo mujeres. Porque son asesinadas.