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12 octubre, 2017

La derecha es derecha, siempre y donde sea.

Hay cosas que no entiendo. Muchas, perdón. Hay muchas cosas que se me aparecen como incógnitas. Y en política, también. Ya sé que dos y dos no son cuatro cuando hablamos del ser humano. Del comportamiento del ser humano. Y menos aún cuando hablamos del comportamiento colectivo. O de la respuesta política al comportamiento colectivo. O de la respuesta colectiva al comportamiento político. Es igual, el caso es que hay cosas que no entiendo. Una: ¿cómo es que la derecha, siendo derecha en todas partes, no es percibida como derecha en todas partes? Concreto un poco más: ¿cómo es que la derecha catalana no es percibida igual que la derecha española? ¿Hay una derecha con cuernos y rabo (perdón) y otra angelical? No. Yo creo que no.

Cierto es que tenemos una derecha española aferrada al terruño. Saca banderas y enarbola astas con símbolos por doquier. Se apropia de colores y enseñas. Utiliza el sentimiento patrio para preservar sus dominios. Manipula utilizando los sentimientos para anclar en la patria la desigualdad y el mantenimiento de sus propios intereses. ¿Alguien lo duda? Siendo así, ¿alguien puede dudar que esta misma jugada se realiza en Catalunya y por su propia derecha? Puede haber diferencias de estilo, pero secularmente no han tenido otro interés que el propio: proteccionismo de estructuras de poder, defensa de las desigualdades de clase, menosprecio de lo diferente,... Total, que escupir a lo diferente es el deporte favorito de esa derecha que mima, sobre todo, a su bolsillo.

Las políticas económicas. Poco que decir. Si Rajoy se esforzó por meternos en la mollera que recortar era un deporte necesario para seguir viviendo, Mas y seguidores fueron los primeros en vendernos la moto, los primeros en convencernos de que el futuro pasaba por vaciar de dinero los derechos sociales. Unos nos dijeron que es que Alemania. Los otros afirmaron que es que España. Pero el resultado es el mismo: empresas incrementando sus beneficios a costa de que los más pobres sufran, aún, un poco más.

¡Uy! Calla, que es que la utilización de la fuerza distingue a unos de otros. Es que los españoles son muy dados a dar porrazos, pero los catalanes son más sutiles. Falso. No juguemos a esconder verdades. Sólo diré un nombre: Felip Puig. Sólo me acordaré de un hecho: desalojo de plaza Catalunya cuando los ilusionantes 15M nos enseñaron un atisbo de luz. La utilización de la fuerza (ahora no hablo de Mossos o de Guardia Civil, sino de sus mandos) es una característica propia y muy característica de la derecha. Como pasa cada vez que hay una reunión del FMI, por ejemplo, en un país extranjero. ¿De verdad vamos a creernos que la derecha española es más incivilizada que la catalana? ¿Nos acordamos cuando Mas tuvo que allegarse al Parlament en helicóptero por su política de recortes y de falta absoluta de diálogo? ¿Es que no repartieron mandobles a diestro y sieniestro? ¡Vamos, hombre!

¿Y la manipulación informativa? TVE se está distinguiendo por una manipulación descarada de la información. Escondiendo hechos. Mirando hacia otro lado. O, directamente, tergiversando la realidad. Los comentaristas que nos embuten en el plasma son más casposos que las chorreras y más reaccionarios que el aceite de ricino. Mucho asco. Tanto asco que los propios profesionales de TVE se han rebelado en más de una ocasión. ¿Y qué pasa con TV3? Pues que también miran hacia otro lado (el contrario). Que nos nos enseñan todo o solo nos muestran la puntita. Que los planos no son inocentes y salen más o menos banderas en función del color. Que los comentaristas son tan plurales como un desfile militar. Que se regalan programas infumables a adeptos (o adictos) al régimen para que hagan su proselitismo barato. Que los profesionales de TV3, a través de su comité de empresa, han denunciado la falta de pluralidad y el exceso de manipulación. ¡Joder, vaya tropa a un lado y a otro!

Total: Pasatiempo imposible: encuéntrense las siete diferencias.

10 agosto, 2016

Me avergüenzo en catalán

Me avergüenzo, no lo puedo remediar. Llevo toda mi vida metido en la caverna y conozco perfectamente cómo funciona, pero me avergüenzo. Y es que, aunque lo sospeches, ver la desfachatez, el descaro, la impunidad con la que se mueven y mienten estos mentecatos, me supera. Parece ser que ayer, en can Rahola, situada en la población pijiguay de Cadaqués, Girona, se reunieron una serie de amiguetes. La histriónica y contumaz discutidora Rahola puso el escenario. Una mujer que discute igual que engulliría un podenco en una jamonería. No debe ser de paladar fino en cuanto a ideas, seguro. Eso sí, patriota a más no poder. Y no entiendo cómo no ha posado aún enseñando una teta y liderando al pueblo catalán hacia Ítaca. Pero sigamos y salgamos del cardado Rahola. Como destacado invitado, el molt honorable senyor Puigdemont, ejerciendo de cantante de club demodé. Pero aquí no acaba la cosa. El panzudo Laporta, otro histriónico engreído que gusta bañarse en Moët Chandon, se mostraba con gafas de sol oscuras dentro del salón. Lo de las gafas de sol era para dar realce o para esconder la ingesta etílica, o para ambas cosas. Y cuidadín con Laporta, que éste, con una copa de más, también es capaz de arrastrar al pueblo catalán a Ítaca o al lado oscuro junto a Darth Vader a través del hiperespacio. Es igual, está acostumbrado a hacer lo que le salga de la panza sin que nadie le lleve la contraria. Y a partir de aquí, pues un jefe de policía, algunos periodistas, algún empresario, algún político más,..., es decir, lo más excelso de esta decadente sociedad catalana que se envuelve en la cuatribarrada para prepararnos una croqueta indigesta, pero que nos tragamos como indigentes.

Me avergüenzo. Y mucho que me avergüenzo. Pero ya no tanto por estas escenas esperpénticas que, sinceramente, me la traen al pairo, sino porque si esto mismo hubiera ocurrido en Madrid, ahora los ladridos de perros se escucharían en Tumbuctú. Si se hubieran reunido el presidente del gobierno junto con otros políticos, periodistas, expresidentes de clubes de fútbol, empresarios, responsables policiales y demás personajillos en la casa madrileña de... pongamos... Ana Rosa Quintana, cualquiera de nosotros estaría escandalizado y los puristas catalanes escupirían con desprecio la afrenta. Pero, sin embargo, ellos sí pueden hacerlo con impunidad porque la victimización en la que se sumergen les da alas para exhibirse sin recato. Son la élite, lo saben ellos y nadie lo pone en duda, y tienen bula moral. Así se exhiben. Me avergüenzo y mucho. Pero sobre todo me avergüenzo porque hay dos millones de catalanes que disculpan y protegen estos comportamientos obscenos.

De todas formas, que nadie olvide que llevo tiempo avergonzado, y mucho, con los ocho millones de votantes que amparan con sus votos a un partido que ha ejercido o disimulado la corrupción política. Ellos también con desfachatez e impunidad. No sea ahora que, por morder a tirios, se me envalentonen los troyanos.

04 julio, 2016

La mierda de Inda en la caverna

En la caverna tenemos a un tipo que bien podría ser el paradigma del maleducado popular. Popular por conocido. Para puntualizar mejor, hablo del maleducado popular y dañino. Pero del dañino que bien podría servir de bufón, si no fuera porque nada hay más monótono y aburrido que él. Se dice periodista. Se lo dice a sí mismo, claro. Pero es, sobre todo, una persona que utiliza su posición de voceras para distribuir mierda malintecionadamente. No seré yo quien defienda a nadie, sean independentistas, comunistas, podemitas, socialistas o cualquier otra clase o grupo. Las defensas que cada cual se las ventile. Vamos, que cada cual salve su culo. Pero la mierda que distribuye Inda por los platós y su tabloide, es mierda envenenada. Insisto en que no me mueve la defensa. A mí me mueve -me subleva, mejor dicho- la mala educación, me mueva la argumentación falaz, me mueve la mentira disfrazada de libertad de prensa y la mentira creada para ganar dinero. O, incluso peor, me mueve la mentira voceada para herir en lo personal. Todo vale para vender. Todo vale para desprestigiar. Todo vale para hacer daño a sus pretendidos enemigos. Pretendidos porque no lo son, sino que él se los crea. Y no se anda con rodeos cuando su mierda se convierte en un ataque personal sin más motivo que el odio o la animadversión. ¿Es posible que sea periodista? ¿Es posible que invente una y otra vez noticias falsas, rumores afilados en la inquina o apestosas insinuaciones? Pues parece que sí. Y sí, parece también que se le considera periodista porque está en posesión de un título. Y alguien me podrá decir que si este señor sigue siendo periodista es porque hay gente que lee su mierda. Ya, me lo imagino. Me imagino que me lo dirán. Pero no me imagino que nadie crea que eso pueda ser un argumento. En el país del Gran Hermano 15 o 16 o..., en el país en que Belén Esteban vende más libros que García Montero, en el país en que Paquirrín es más conocido que Piketty, ¿alguien puede creer que tener muchos lectores valida a este señor como periodista serio y riguroso?  ¡Vamos, hombre!

11 enero, 2016

En pelotas

¿Qué sería de la caverna sin pelotas? ¡Por Dios! Las pelotas son uno de los pilares de la caverna moderna. En nuestro afán por hacernos modernos, hemos conseguido cambiar los pendones de guerra y las corazas y lanzas, por pelotas que enervan las almas y sosiegan los ánimos. El circo ahora se representa en campos de fútbol. Ahora la épica ya no se escribe con sangre y muerte en la arena. La épica postmoderna se escribe con once tíos vestidos en cazoncillos. Todo es muy motivador. Todo es ilusionante. Humillante para los otros. Cuanto más humillante para los otros, más satisfacción para los nuestros. ¡Qué gozo para el alma cuando los otros bajan la cabeza al ver a uno de los nuestros alcanzar la gloria! ¡Qué belleza verlos correr, sudar, vomitar, vociferar, dar patadas a los otros! ¡Y meterla! ¡Dios, qué placer verla entrar! Cuando alguno de los nuestros la mete, todos la hemos metido. El éxtasis. Gritamos como osos, nos abrazamos, perdemos todo control. El furor más primario de la manada se deshace de todo grillete y explota. Aunque también es cierto que no todo el mundo lo entiende. Decía Pepe Rubianes que ver un partido de fútbol y decir "hemos ganado" tendría que ser como ver una película porno y decir "hemos follado". ¡Ay, Pepe, que no entendías el furor cavernario! Los cavernarios somos mucho más primarios que todo eso. Machacar al contrario es como oler la sangre del enemigo. Y la sangre del enemigo se saborea mejor en manada. El placer del sexo es solo individual. Nada que ver con la manada.

Como digo, nos encantan ver a los tíos en calzones corretear por el verde césped detrás de una pelota. En las televisiones cavernarias ofrecemos noticias, primicias, cotilleos, discutimos sobre las sonrisas, las miradas, los estornudos y los bufidos. Cuando es Ronaldo, TeleMadrid se explaya y conduce al orgásmico clímax a los foribundos seguidores. Cuando es Messi, TV3 se explaya y conduce al orgásmico clímax a los foribundos seguidores. ¿Diferencias? Ninguna. La manada dirigida por las pantallas. Y ya sabemos que las pantallas del fondo son el secreto de la caverna. Ver, comentar, repetir, discutir, humillar -otra vez-, repetir, vociferar, repetir, vociferar, humillar, repetir, humillar,... Y así. Se dicen periodistas. Pero no son más que delirantes conductores de los rugidos de la manada. Allí y aquí. Aquí y allí. No hay diferencias. Más allá de los colores. Siempre es lo mismo. Vociferar y humillar.

En la caverna, nos ponen más once tíos en calzoncillos dando patadas a una pelota que saber que en Madaya mueren, día a día, seres humanos presos del hambre y la guerra. ¡Viva la caverna!

16 diciembre, 2015

Voceras, opinadores y periodistas

Voceras: bocazas, hablador, jactancioso; persona despreciable. Justo. La RAE siempre limpia, fija y da esplendor. Ni más ni menos a eso se dedican los voceras, así son. Y no me sabe bien ni mal. Es un trabajo, como otro cualquiera. También el mamporrero hace lo que tiene que hacer.

Opinadores: opinantes: que opinan. Aquí, a la RAE, mucho esplendor no le veo. En todo caso, otro trabajo, siempre y cuando a alguien interesen esas opiniones. Pero, seamos justos. El opinador, al menos, pide la palabra. El voceras grita sin que nadie le invite.

Periodista: persona legalmente autorizada a ejercer el periodismo. Periodismo: captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico, de la información en cualquiera de sus formas o variedades. La RAE, aquí, también sin esplendor. Resumamos: otra profesión. O no. Porque los hay que comienzan por querer ser periodistas, pero acaban siendo opinadores o simplemente voceras. ¿La diferencia? Un secreto bien guardado. El secreto del periodismo está en el "tratamiento". Tratar la información, cocinarla, eliminar lo que no importa. O eliminar lo que importa, pero no interesa. ¿El buen tratador será el buen periodista? Seguro que sí.

¿Qué convierte a un periodista en voceras en la caverna? Todos lo sabemos. La mano que le da de comer, que le acaricia el lomo, que le hace temblar. La mano. Poderosa arma ligada a la voluntad del dominador. En la caverna solo se escucha el ruido ensordecedor de los voceras. Persistente. Y las voluntades, así, dominadas. ¡Qué bello espectáculo! La mano dirige y los esclavos nos removemos al ritmo de los aullidos. Todos al unísono. Más allá de la caverna quizás todo sea posible. Pero aquí todos somos uno y nadie escapa al ruido.